El papel pintado amarillo

En medio de una gran finca, en una casa antigua y medio abandonada, un matrimonio joven pasa una temporada con el fin de que ella se recupere de un cuadro nervioso que la aqueja. Su marido, médico, le prohibe ocuparse, salir o escribir, simplemente hacer el mínimo esfuerzo para poder recuperarse. Pero ella, a cada día que pasa, se siente más inquieta y molesta. Presta oídos a su marido, pero él parece no prestarle a ella cuando le pide, por ejemplo, que se cambien de habitación. El papel mural, que le desagradó desde el primer momento, ha comenzado a cavar túneles en su mente, invadiéndola poco a poco, y alterando cada vez más su ánimo. Basado en su propia experiencia de puérpera aquejada de depresión post parto, este libro de Charlotte Perkins Gilman pulsa con una feroz vigencia desde el primer párrafo. Las dificultades que encontramos las mujeres aún hoy, a más de cien años de distancia, para comunicar nuestros saberes, opiniones, sentires y reazones, son exactamente el ahogo, tan bien descrito, que oprime a la protagonista de esta historia. Desestima sus propias apreciaciones y autopercepciones en pos de las de su marido, un hombre pragmático y convencido de sí mismo. Exasperante, delicada, profunda y hasta dolorosa, esta lectura nos lleva una vez más al terreno de batalla, y de la idea relevante de que, para nosotras, ningun derecho debe darse por sentado, ninguna batalla como ganada, pues siempre estarán en disputa.