El príncipe feliz

Una golondrina que, enamorada de un junco se retrasa para migrar, busca refugio a los pies de una imponente figura. Un corazón de plomo dentro de una estatua cubierta de oro y adornada con piedras preciosas, despierta de su mundo feliz al ver, desde lo alto de una columna, la crudeza de la ciudad que una vez gobernara. Sin poder contener su tristeza, empapa sin querer a la pequeña golondrina que entraba en sueño. “No quieres quedarte conmigo una noche y ser mi mensajera?”, le pregunta el príncipe, y le cuenta la historia de una costurera, que no tiene otra cosa que agua del río para ofrecerle a su hijo afiebrado. Este cuento clásico de Oscar Wilde, bellamente adaptado e ilustrado por maisie Shearring, atraviesa con su sensibilidad todas las edades, en todas las épocas. Amor, sensibilidad, empatía y altruismo unen a estos dos personajes que deciden juntos entregarlo todo.