Ni guau ni miau

A Fabio se le asigno la raza de -perro- al nacer. Su familia lo trata como todo perro adorado y bien cuidado. Esto incluye: comida de perro, jugar a “buscar la pelota”, momentos de rascar su panza, salidas a pasear, entre otras cosas. Fabio no disfruta mucho de estas actividades y muchas, no le llaman la atención, prefiere estar en el sillón tranquilo y dormir al sol.
Un día, el más pequeño de la familia buscó a Fabio por toda la casa, sin lograr encontrarlo, hasta que vio que una pista que indicaba que había salido de casa. La siguió y lo encontró ¿dónde? … rodeado de amigxs gatxs, maullando a la luna y lo entendió todo. ¡Fabio no era un perro! Era un perrogato, que le prefería “gaulliar” a la luna, tomar leche, comer atún y… odiaba los cariños de panza e ir a buscar la pelota.