Pequeña Doctora y la Bestia sin miedo

Una pequeña niña recibe en su “despacho” a cocodrilos heridos, a quienes ayuda a sanar sus heridas.
Todos los cocodrilos llegan con muy buena disposición y confían en sus conocimientos sanadores y a cambio, una vez sanos y salvos, le cuentan historias de grandes fieras y sus audaces aventuras.
Siempre fue así, hasta la llegada de la gran bestia vil, gigante e intimidadora. Llegó sin herida visible, sin quebraduras, sin dolor aparente… ¡quizás fiebre!, pensó la Pequeña Doctora e intento meter el termómetro en su hocico, una y otra vez intentaba, no hubo caso de lograrlo, de un lado para otro se retorcía la bestia vil, dándole vueltas, gruñendo, poniéndola de cabezas hasta colmar su paciencia, tanto así, que ofuscada, la Pequeña Doctora, decidió no atenderla y mejor ocupar su tiempo en quienes sí querían ser sanados. La bestia vil, al ver el cuidado y el interés en sanar a otros, se rindió y poco a poco su hocico le abrió… no era ella la que estaba enferma, eran sus crías, que, enredadas en un plástico, apretadas estaban y sus garras no las ayudaban.
Y así, es como la pequeña doctora logró “domar” a la gran bestia vil, que a cambio contó la historia de una gran Doctora.

Un libro lúdico y sensible, donde Sophie Gilmore y sus cálidas ilustraciones nos hacen sentir una gran empatía hacia estas grandes fieras heridas.