¿Por qué lloramos?

Hay momentos decisivos en la vida que no tendrían raíces tan profundas en nuestro pecho si no hubiesen venido acompañados de un buen lagrimón. El llanto, como la risa, son reacciones necesarias para entender la vida y comunicarnos con las personas que nos rodean. Contagioso, la puerta de las emociones, un fetiche de la literatura y herramienta infalible durante la infancia y adolescencia, el llanto necesita a veces una defensa que nos recuerde que no solo de pena se llora. Tanto la frustración, la rabia, la nostalgia, la profunda alegría y hasta un buen estornudo son capaces de hacernos llorar, y eso hay que tenerlo presente. Porque agrupar en grandes sacos un montón de emociones tan distintas dificulta el entendimiento entre las personas. Ana Sender, como siempre, nos regala un libro bien dibujado, bien coloreado, tremendamente sensible e inesperado, para acompañar el texto certero y emocionante de Fran Pintadera.